Los diseños de André Ricard se asocian con lo cotidiano y lo invisible: con aquello que, de forma natural, se integra en nuestra vida diaria. Cada objeto está concebido para un uso concreto, con la voluntad de resolver necesidades reales y mejorar la calidad de vida.

André Ricard. Diseño en uso no presenta su obra de forma cronológica, sino a través de los espacios donde sus piezas cobran sentido: la mesa, el baño, la cocina, el estudio, la fiesta y la memoria.

Inspirada en Le design au quotidien (Bulle, Suiza, 1995), comisariada por el propio Ricard, la muestra reúne una selección de objetos cotidianos ordenados según su ámbito de uso. Los diseños se presentan en contexto, sin vitrinas, para revelar lo esencial de cada pieza y destacar la atemporalidad de unos objetos que siguen formando parte de nuestra vida.

Cada ámbito se acompaña de un texto que sitúa al visitante en un momento histórico a partir de los hitos que marcaron la trayectoria de Ricard: los aprendizajes en la Vall d’Aran, el descubrimiento del diseño industrial, los primeros encargos para Perfumes Puig, los congresos internacionales, su obra escrita y su papel en los Juegos Olímpicos de 1992.

Gracias a la colaboración del coleccionista Alejandro Mena y del archivo del Museu del Disseny – Disseny Hub Barcelona, la exposición muestra la vida y la obra de Ricard de forma accesible y pedagógica, tal como él deseaba. Con material de archivo, dibujos, fotografías y documentos originales, se subraya su aportación a la difusión de los valores que, todavía hoy, definen la esencia del diseño.

En la entrada nos reciben el colgador Tecla (1978), la pinza antipolvo Orion (1988), el cántaro (2020) y la farola Futura (1981), reeditada como Olivia (2025) por Urbidermis. Todas ellas evidencian que la fuerza de sus diseños reside en la sencillez y la precisión: los objetos perduran cuando su idea esencial se mantiene en uso.

El Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, ubicado en la Plaza de Colón 4 de Madrid, dispone de un amplio espacio dedicado a exposiciones, una sala que puede alcanzar alrededor de 2.000 m², y que se puede compartimentar según el tipo de montaje. Este espacio expositivo ofrece una gran versatilidad: sus grandes dimensiones permiten acoger desde muestras fotográficas de formato monumental hasta instalaciones inmersivas, y su ubicación bajo el nivel de la plaza proporciona un entorno con carácter propio, aunque conectado al tejido urbano.