Un punto de partida.
La situación actual de la lana en España

Dossier del proyecto

La lana, que en su momento fue conocida como el «Oro Blanco» de España, ha tejido un rico patrimonio cultural y económico que ha conectado desde hace siglos a comunidades rurales, artesanos, diseñadores y consumidores. La lana merina, en particular, simbolizaba la excelencia de nuestro país, exportada y valorada en todo el mundo por su calidad inigualable.

Hoy, sin embargo, este recurso único enfrenta su momento más crítico: sólo representa el 1% de las fibras textiles a nivel mundial y el 90% de la lana española no encuentra un mercado adecuado, convirtiéndose en un subproducto sin valor que incluso acarrea pérdidas económicas.

La lana es mucho más que un material de calidad. Es un recurso 100% natural, renovable y biodegradable, cualidades que la posicionan como una opción mucho más sostenible frente a las fibras sintéticas que dominan el mercado actual. Además, la lana se descompone en pocos meses, aportando nutrientes al suelo. Esta fibra única regula la temperatura, es hipoalergénica, resistente al fuego, absorbe la humedad y, al mismo tiempo, es duradera y adaptable, capaz de mantener su calidad durante décadas.

Desde el diseño, la lana puede integrarse en múltiples sectores, aportando soluciones sostenibles y duraderas. Moda, mobiliario, decoración, acústica y artesanía contemporánea son solo algunos de los campos en los que esta fibra tiene un potencial increíble. Además, la lana promueve una economía circular que da valor a lo local, sostiene los empleos en el sector rural y refuerza el vínculo entre el campo y la ciudad, evitando el despoblamiento y preservando oficios que están en peligro de desaparecer.

Emergencia cultural, industrial y sostenible

En 2025 la lana ha alcanzado el momento más crítico de su historia como fibra y se encuentra en un punto de inflexión que plantea a la sociedad algunas preguntas cruciales:

  • ¿Queremos que la lana sea un producto de valor y motor de economía y empleo, o un residuo que genere millones de euros en pérdidas anuales?
  • ¿Queremos que España vuelva a ser una potencia en esta fibra o que se convierta en el país que la desperdició en favor de las fibras sintéticas?
  • ¿Deseamos un sector primario rentable, sin necesidad de un excesivo gasto público, o preferimos ignorar el problema y financiarlo con dinero público?
  • ¿Estamos dispuestos a proteger un patrimonio cultural como la lana, la trashumancia, y oficios en peligro de extinción, como el lavadero de lanas y los sorteadores de lana?
  • ¿Queremos que estos elementos se conviertan en motores de empleo y en herramientas de economía circular o que se limiten a aparecer en los libros de historia?
  • ¿Deseamos evitar los costes sociales y medioambientales de las fibras sintéticas (gastos en sanidad, medioambiente, y problemas sociales) o estamos dispuestos a
    seguir soportando estos costes?